Nadie Sabe Lo Que Es Ser Odiado


Nadie Sabe Lo Que Es Ser Odiado

Publicado originalmente el 23 de Octubre de 2012

Por William Padrón ->  @williampadron


Todo lo que siempre llegas a imaginar… inevitablemente te lo encontrarás en el camino. Dolor, decepción, anhelos, nostalgia disfrazada de ira, sustituida por el capricho de autoflagelación humana que deambula tus instintos… la culpa como epílogo inconsciente de tus emociones.

La forma de saberte vivo es enfrentando todos los demonios que viajan con tu impertinente estado de auto-destrucción masiva, el morbo que supone arropar esa sensación. Poco a poco te integras en ese círculo vicioso en el que ríes, lloras, mueres internamente, revives, descubres tu ávido resucitar bajo la premisa de que esperas el interesante hueco por el que irán tus sueños… ciclo de vida que te mata, destierra y complace.

El ilusorio mundo de la soledad brillante es una sensación de libertad momentánea, al final somos prisioneros de un estado de conmoción del que la vibrante búsqueda por compartir con otras almas libres, solitarias, desgarradas, acaba en una aventura de pseudo-libertinaje condicionado. Entonces caemos en cuenta de que tratamos de conectar y la excusa de la soledad es para no creer que lo estemos intentando y que no incomoden esas comentadas mariposas, el cortejo, etc.

Hemos llegado al ostracismo, razón suficiente para cuestionarnos la mayoría de las decisiones, aunque bien podríamos disfrutar de esta insana forma de alienación mundana. Seguimos sin dar explicaciones. Al parecer allí proviene todo el mal, no explicas, no actúas, no hay compromiso, te dejas llevar. Hasta este punto, revisamos los pro… uno solo, haré lo que me da la gana. Deben existir más, pero el novedoso confinamiento te exige llenar todavía mas el renglón de contras para justificar tu naciente estado y de esa manera obtienes el bono de irresponsabilidad en tu conducta progresiva.

La primera vez que me enamoré fue lo mas tonto del mundo, claro que sigo siendo un tonto… útil con el paso de las años, pero así debía ser la primera vez. La última vez que me enamoré fue un impulso de esos que cuenta Coldplay en algunas canciones. No lo llamaría tonto, sino conveniente. Hago un resumen y es divertido el proceso de enamoramiento, con el tiempo hasta te diviertes con la ruptura.

Los días previos a terminar una relación deben estar aderezados con música de Neil Young, pero donde exista la armónica. Es un momento glorioso del que sabes vas a agregar en tu lista de cuentos para emborracharte o maldecir a la puta que te jodió la existencia según el momento en que cuentas la hazaña. Al final terminan por ser amigos y conocerás una cosecha de amigas para “pescar”.

La libertad de estar solo te garantiza cabalgar en tus diferentes historias, exorcizarlas, no importan los odios infundados. No existe la premura por resolver, sino dejarte llevar por la velocidad de tus cuestionamientos. Sarcasmo, ironía, frialdad, desdén y todo ese cóctel que te acompaña en la meditabunda faena de enfrentar el largo pasado, temiendo el naciente e incierto futuro. Total, el presente lleva las fisuras de vivencias claras que nos hace aceptar el modo en que vivimos.

A veces el ser odiado tiene su don de vida. Al fin y al cabo, tuviste las agallas para vivir aunque sea diferente de las sencillas expectativas de otros. Me identifico con Pete Townshend: “Nadie sabe lo que es ser odiado y estar destinado a decir solo mentiras”… todos tienen derecho a tener diferentes perspectivas, uno recuerda y aceptas las que peor te señalan, sean o no reales.

No llegas a sentir verdadero amor hacia lo que te rodea hasta que ves el borde, el limbo, la cachetada fugaz de tus aduladores, la cálida mano de quien te empujará hasta el vacío… hasta que te das cuenta de que tocas fondo y puedes empezar.

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